¡Para
ponerte en contacto con tu lado espiritual, necesitas comenzar por las
raíces!
¿Por qué es importante querer la espiritualidad en nuestra vida? |
El símbolo que más se asocia con la sabiduría de la Cabala es el Árbol
de la Vida. La Cabala, al igual que todos los antiguos escritos, está repleta
de ejemplos del reino vegetal. A través de la historia se ha echado mano de
los sistemas de horticultura para ilustrar el crecimiento espiritual del
hombre. Así, no es sorpresivo descubrir que la Cabala utilice imágenes y
ejemplos de nuestro mundo físico para revelarnos profundos procesos
espirituales.
Esta sabiduría tiene como propósito incrementar el aspecto espiritual
(interno) de nuestras vidas, dentro de nuestro trabajo y en nuestros momentos
libres. Sabemos que el jardín no florece sin los fertilizantes adecuados,
pero si éstos no han sido debidamente elaborados pueden convertirse en una
amenaza dentro del jardín. Igualmente, la Cabala nos enseña cómo elaborar
nuestros pensamientos para convertirlos en fertilizantes adecuados de
nuestras almas.
Este benéfico camino nos enseña todo lo que hay que saber sobre
nosotros mismos, nuestras relaciones con seres queridos, amigos y, sobre
todo, cómo mejorar nuestros lazos con la Naturaleza.
Horticultura espiritual
Al igual que el árbol, para dar frutos (espirituales), y alcanzar lo
antes mencionado, tú y yo debemos hacer el mismo trabajo requerido para
árboles y plantas. Si fertilizamos, desherbamos y cultivamos todas las partes
de nuestras almas que necesitan cultivarse, nuestra espiritualidad se
intensificará y llenará nuestras vidas de gozo. Si nos esmeramos en realizar
este cultivo seremos como el árbol plantado al lado de corrientes de agua,
que da su fruto en la estación y cuyas hojas no se marchitan; y serán
prósperos en todo lo que emprendan (Salmos 1:3).
Por lo tanto, ¿qué es lo que tenemos que hacer con nuestras plantas
internas para hacerlas crecer de manera frondosa?
Escarbar
En la espiritualidad, cavar con el azadón significa examinar el
interior de nuestra alma. Según la Cabala, sólo ahí, dentro de nosotros
mismos, descubriremos por qué venimos a este mundo. Las respuestas a todas
las interrogantes en nuestra vida se encuentran en lo profundo de nuestro
ser. Si queremos hallarlas debemos escarbar dentro de nuestras almas para que
afloren.
Extirpar callosidades
Una callosidad es un defecto superficial. Puesto que la espiritualidad
concierne a la relación de la persona con la Naturaleza, se trata de un
proceso muy íntimo, por lo que es conveniente guardar nuestras reflexiones
espirituales para nosotros mismos.
Cuando te encuentres trabajando en tu jardín, nadie necesita saber lo
que pasa por tu mente. Está bien si piensas en fertilizar si es justo lo que
estás haciendo físicamente. Pero, si al mismo tiempo fertilizas tu alma,
obtienes una ganancia doble: en el jardín espiritual de tu alma y en tu
jardín físico. Y si deseas que los frutos espirituales sean de larga
duración, guárdalos bien en tu interior.
Quitar el exceso de hojas
Mientras estudiamos la Cabala con el fin de redescubrir la Naturaleza,
nuestros esfuerzos, deseos e intenciones se llaman hojas. Una vez establecida
esta relación con la Naturaleza, estos esfuerzos, deseos e intenciones se
convierten en frutos.
No cambiamos lo que somos, sino en lo que enfocamos nuestra atención:
la espiritualidad significa enfocarse en la Naturaleza
mientras que la corporalidadsignifica enfocarnos en nosotros
mismos.
Las hojas son muy importantes. Son hermosas, dan sombra y protegen al
fruto mientras está creciendo, pero en exceso agotan el agua y la energía del
árbol, pero necesitamos una cantidad suficiente para ayudar al fruto a crecer
grande y jugoso.
De igual forma, cuando estás aprendiendo a ser espiritual no te
asombres si no estableces una conexión con la Naturaleza rápidamente; tus
hojas internas la están ocultando de ti. Aún cuando no estés consciente de
esto, protegen los frutos que ya están creciendo en tu interior, escondidos
entre el follaje.
Empolvar
Empolvar en hebreo (el lenguaje original de la Cabala) quiere decir
cubrir con polvo o arena. También significa batallar. Para relacionarse con
la Naturaleza es indispensable tender un puente sobre la barrera que separa
nuestro mundo del mundo espiritual. Venimos aquí totalmente centrados en
nosotros mismos y para poder relacionarnos con la Naturaleza, necesitamos
centrarnos en ella. Y tendremos que batallar, porque nuestra naturaleza
inherente se opone a enfocarse en la Naturaleza y nos envía pensamientos
contrarios. Nuestro trabajo es cubrir con polvo estos pensamientos y
enterrarlos bajo la convicción de la importancia y el mérito de nuestra meta.
Agua
El agua existe arriba en el cielo y abajo en la Tierra. Es el
ingrediente principal de todo lo que tiene vida. Por tanto, no es sorpresivo
que el agua represente también a la Naturaleza o más precisamente, la
misericordia.
Así como la Naturaleza es omnisciente, el agua también contiene toda
la información en el universo. Las plantas saben cómo usar esta cualidad del
agua y ésta les dice cuándo es tiempo de florecer.
Para crecer, una planta necesita sólo agua y minerales que la mayor
parte de las veces extrae del agua misma. No existe otra sustancia que tenga la
capacidad de ser la única causa de vida y crecimiento como el agua. El ciclo
hidrológico permite al agua conectar a los mundos de arriba con los de abajo,
tal como lo hace el Creador en la espiritualidad. Así, saber cuánto y cómo
regar una planta es la única y más importante información que necesita el
jardinero.
Ser un jardinero espiritual
De lo comentado, es claro que la jardinería física no es como
cualquier otro pasatiempo. Es un compromiso serio de raíces profundamente
espirituales. La jardinería espiritual, sin embargo, tiene el propósito más
noble y puede elevar a las personas que la practican a los reinos ocultos de
la existencia, donde las almas se encuentran conectadas entre sí y con la
Naturaleza que las creó, en amor eterno e infinito.
* El Rav Dr. Michael Laitman es máster en cibernética, doctor en
filosofía y cabala, profesor de antología y teoría del conocimiento. Es
fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel. Más
información en www.kabbalah.info.
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Tu Bishvat: las raices espirituales de la jardinería
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