Enrique
Mariscal es profesor de "filosofía, licenciado en ciencias de la educación
y psicología, especialista en Planeamiento de recursos humanos (UNESCO);
consultor de la Organización Mundial de la Salud (Naciones Unidas), director
del Centro para el Desarrollo Docente de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires y conductor de actividades de capacitación en
universidades del país y del extranjero y en importantes empresas e
instituciones.
El
autor define la jardinería como una actitud de vida, partiendo de la base de
que, al igual que las plantas, el hombre necesita prevención, cuidado,
asistencia y osadía para ser. Para dar lo mejor de cada uno es necesario
liberarse de las malas hierbas que abundan en individuos, grupos e
instituciones -el espíritu de crítica, la autoconmiseración y la suspicacia-;
será fundamental contar con H2O -Honestidad, Humildad y Osadía- y cuidarse de
las plagas peligrosas: la envidia, el odio, los celos, la belicosidad, la
culpa, la molicie, la falta de grandeza.
El
jardinero siembra sin mirar hacia atrás, confiando en que no todas las semillas
caerán sobre piedra. Una sola de ellas que fructifique bastara para testimoniar
su obra. ¿Qué saldrá de la semilla que el jardinero plantó? Sea la planta que
fuere, lo que interesa es que crezca en plenitud: "¿0 acaso el clavel es
mejor que el tulipán, o viceversa? Lo importante es ser todo clavel; no a
medias, clavel interrumpido, proyecto de clavel".
Imagina
al ser humano como un árbol invertido, con la raíz en el cerebro, que durante
el crecimiento necesita de un tutor; este tutor tendrá que proteger al retoño
pero no anularlo ni imponerle sus propias convicciones. El proceso de
desarrollo del hombre es esencial en este libro, pues en esta etapa es cuando deben
surgir las orientaciones más profundas para toda la vida. Se nos suele
aconsejar plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro; para Mariscal
esto no alcanza, puede ser contraproducente si no se ha despertado al espíritu
a la motivación correcta que lleva a plantar, procrear o escribir.
Leyendo
y meditando este texto, realizando las actividades que en él se propone,
partiremos en busca de "esa fuerza amiga perdida", el impulso de
plenitud. Y esa búsqueda nos recordará que, como el árbol, necesitamos el apoyo
de otros para crecer, a la vez que podemos devolverles el tiempo y el esfuerzo
que invirtieron en nosotros. Ilustro Alejandro Pérez Alvarez.
(LA
PRENSA, 3 de marzo de 1991)
Descargar Libro: Manual de Jardinería Humana
ENRIQUE MARISCAL
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